Recibimos otro artículo reflexivo de nuestro ya frecuente colaborador "Polaco", donde a partir de los hechos desatados por la tormenta analiza los diferentes valores que salen a la luz en épocas de emergencias. Proponemos a nuestros lectores que nos den su visión del asunto. ¿Cómo los tocó la tormenta? ¿Qué experiencias de solidaridad, de desamparo, de miedo, de inesperada alegría vivieron o están viviendo en estos días? Los dejamos con la lectura, ¡disfruten, reflexionen y compartan!
DESPUÉS DE LA TORMENTA
Hay oportunidades en que las desgracias (fortuitas o no) ponen en relieve aspectos de una sociedad que de otra manera suelen pasar desapercibidos entre la maraña de lo cotidiano, disueltos en la monotonía de una normalidad que los oculta al límite de la invisibilidad.
En este caso fue la combinación de una contingencia tan inesperada como terrible que asumió la forma de un tornado que equivocó la latitud con la ineficacia criminal de las autoridades locales que vistió de tragedia lo que no debía superar el inocente rango de accidente natural.
Y lo puesto en relieve, aquello que emergió hacia la superficie, fue el carácter de un pueblo dispuesto a defender lo que entiende como su derecho a vivir con dignidad, aunque esto le cueste la impunidad de los balazos de goma o la indeleble marca del constituirse en objetivo de la persecución política.
En esos días de una semana santa distinta, ayunos de luz y de agua, los habitantes de las zonas más castigadas mostraros sin tapujos sus mejores virtudes y peores defectos.
Vecinos de San Antonio haciendo fila para conseguir agua. |
Mientras los sectores medios agotaban de velas y agua mineral a los supermercados que hacían su agosto atendiendo con las puertas semi cerradas, mientras la dependencia tecnológica afloraba a la superficie al ritmo de celulares sin batería y notebooks devenidas en peso muerto, los barrios se encendían de fogatas y de indignación ante la desidia de un poder político que los abandonaba a su suerte una vez más.
Allí la solidaridad se mezclaba con el temor y también con los aprovechados. Espontáneos piquetes de reclamo se sucedían con consignas tan básicas como contundentes; agua, alimentos para quienes todo lo habían perdido, chapas para los flamantes sin-techo, confundidas con la identificación esporádica de los responsables de tal desamparo. También hubo robos, también hubo egoísmos y bajezas. También hubo quienes, infames, quisieron lucrar con la tragedia. En alguno de esos casos, el saqueo fue la contracara del pretender “salvarse” a costa de la necesidad extrema de los vecinos. En los barrios se replica la misma escala de valores que en los sectores medios y altos, sin embargo allí, las condiciones materiales hacen que esos valores adquieran perfiles más nítidos, más contundentes; tal vez, porque las necesidades son más urgentes, porque cada acción asume como consecuencia la comida o el hambre, la salud o la enfermedad. En esos momentos, las medias tintas pierden sentido, todo es más parecido al blanco o al negro.
CQC realizando una nota en la municipalidad de Merlo. |
Pero fue allí mismo, entre techos volados, en medio de árboles caídos y chapas retorcidas en increíbles dibujos entre las copas de los árboles sobrevivientes, donde también surgió el espíritu de la lucha por lo propio, por los derechos cercenados por la inacción de las autoridades. También allí fue donde la represión, inaudita, criminal, no dudó a la hora de los gases lacrimógenos y las balas (de goma, pero también de las otras) lanzados indiscriminadamente contra quienes reclamaban lo mínimo. Fue allí donde la tenacidad hija de la indignación logró romper un cerco mediático de veinte años y, por fin, llegó la tele, los diarios, las radios a traer visibilidad a un pueblo imposibilitado de elevar su voz más allá de las fronteras que le imponía el poder. También allí se logró descalificar a quienes, de un lado y del otro, intentaron transformar la desgracia en terreno para la acumulación política chiquita, esa que sólo sabe de panfletos cuando la hora exige arremangarse y escuchar. El intendente fue insultado e inclusive agredido físicamente cuando intentó, en vano, mostrarse (¡tres días después!) como preocupado por la situación. Trasnochados militantes fueron repudiados y obligados a guardar sus periódicos y sus panfletos apenas pretendieron arrogarse una representación de la que carecen. Sólo quienes desde su solidaridad activa, sin discursos grandilocuentes ni consignas extemporáneas, se pusieron al lado de la gente a colaborar, aportando únicamente su capacidad de organización, lograron entrar en contacto con un pueblo a la vez desvastado y agradecido por la ayuda. En ese caso, poco importaba que se perteneciera a la izquierda más dura o a la iglesia del barrio: ayuda concreta para problemas concretos. Tal vez en esa amalgama de articulación entre distintos idearios y firme vocación solidaria se encuentre la clave que permita el retorno de la política a los lugares de donde fuera expulsada por el autoritarismo y la barbarie, pero también por la estupidez panfletaria y oportunista.
En los barrios, la gente pretendía identificarse con la aparente neutralidad del “vecino”, antes que con la ideológica carga del “compañero”. Eso también es síntoma de una derrota de la cual es necesario emerger de una buena vez. Quizás, si somos capaces de aprender de estas obligadas experiencias, si somos lo suficientemente inteligentes como para poder escuchar la voz y el momento de quienes pretendemos en erigirnos en representantes, logremos recuperar el espacio de la política, paso imprescindible para comenzar a revertir la oscuridad, esa a la que nos somete la impericia intolerable de Edenor, pero también aquella a la que nos somete el autoritarismo impune del gobierno.
POLACO
Justo encontré la nota recién publicadita!! La verdad Polaco está bueno lo que decís, son pocos los que saben reconocer las dos caras de la moneda, la realidad es que tragedias como esta sacan a la luz mucha miseria y también mucho corazón, mucha solidaridad. Y más allá de las críticas que uno pueda hacerle a la municipalidad y a las empresas, me parece que lo más destacable es cómo se están moviendo los vecinos y toda la gente que quiere este Merlo nuestro. A mí me convocaron desde organizaciones para ayudar con donaciones y eso pero también me llamaron amigos y vecinos que estaban haciendo cosas para ayudar y eso me hizo sentir bien, me hizo saber que estoy rodeada de gente valiosísima y que todavía hay esperanzas de construir un Merlo mejor porque su gente es capaz de hacer cosas maravillosas. Esperemos que entre todos podamos mejorar la situación de tantos vecinos que aún están sin sus casas, sigamos trabajando que somos muchos y somos poderosos!
ResponderEliminarSaludos y sigan publicando!
Lorena.
POLACO, me parecio muy interesante lo que escribis, no coincido con muchas de tus conclusiones. Pero especialmente me siento intrigada por saber cual la idea de política que subyace a tus reflexiones,realemnte me gustaria que puedas hacerme esta aclaración. Ya que incluso por momentos parece que plantearas todo lo opuesto a la importancia de la vuelta a poner en escena a la misma. Por momentos tu escrito se inclina por reividicar las respuestas inmediatistas y de caracter "solidario", lo cual desde mi forma de ver se encuentra en las antipodas de la política.
ResponderEliminarUna de las frase donde mejor veo expresadas estas contardicciones es en la siguinete: "En ese caso, poco importaba que se perteneciera a la izquierda más dura o a la iglesia del barrio: ayuda concreta para problemas concretos. Tal vez en esa amalgama de articulación entre distintos idearios y firme vocación solidaria se encuentre la clave que permita el retorno de la política a los lugares de donde fuera expulsada por el autoritarismo y la barbarie, pero también por la estupidez panfletaria y oportunista"
De todos modos felicito tu iniciativa para escribir de temas actuales, y esto es simplemente un intento de generar un calido debate en torno a tu producción. Destacando que si me motivo a escribir y realizar una crítica es porque tiene una riqueza que debo reconocer.
Tamara.
hola
Eliminartal vez mi propia torpeza literaria haya provocado la confusión. Nada más alejado de mis ideas es la de propender a la des-politización; sólo considero que la politización de los barrios es una construcción que ha de sostenerse en la confianza, confianza que hay que ganarse en el trabajo con y al lado de la gente.
No creo que la solidaridad (ajena a la caridad que es vertical) se encuentre en las antípodas de la política, es más, me parece que sólo desde una construcción fundada en principios solidarios puede resurgir la confianza imprescindible para sostener un proyecto político de transformación. quienes nos reivindicamos como consecuentes con el ideario de la izquierda, debemos entender la dimensión de la derrota sufrida en las últimas décadas. Necesitamos volver a crecer desde abajo, desde el mismo lugar de los conflictos. sólo cuando comprendamos los ritmos y los vaivenes indeterminados el devenir de la lucha de clases, podremos constituirnos en la avanzada real de un proceso de transformación, si querés, revolucionario.
fraternalmente
polaco