viernes, 6 de abril de 2012
Merlo crece… en represión…
Merlo crece… en represión…
Desde el temporal del miércoles por la noche que azotó Capital Federal y el conurbano bonaerense, vecinos de Merlo, de distintas partes de nuestro distrito, se encuentran completamente anegados por la desidia de nuestros representantes.
En zonas como Merlo Norte y Barrio Pompeya, fueron los propios vecinos quienes autoconvocados comenzaron a liberar las calles que se encontraban bloqueadas por árboles y tendidos eléctricos, que fueron derribados por la tempestuosa tormenta que cayó casi por sorpresa. De la misma manera, tanto el miércoles por la noche como así mismo el jueves, las ramas de los árboles caídos sirvieron para levantar el espíritu de los nuevos sin techo, con fogatas improvisadas para iluminar los barrios que se encontraban en completa oscuridad.
Ante la pérdida de sus hogares, algunos quedando en completas ruinas, la falta del suministro de agua potable y luz, la respuesta por parte del municipio fue nula. Vecinos cansados de la negativa del intendente hicieron el mismo jueves un corte en la ex ruta 7. Ubicados en el ya inexistente monumento a La Madre una centena de vecinos cortaron la ruta exigiendo: luz, agua, chapas y colchones para todos los damnificados. La respuesta no tardó en llegar de la mano de los policías de la bonaerense que querían que los vecinos vuelvan a sus casas para no llamar la atención. La lucha continuó y convocados a una nueva asamblea para el día siguiente ya se sentía que la jornada que se vendría sería mucho más dura que ésta que estaba culminando.
El viernes por la mañana comenzaron nuevamente asambleas en distintos puntos de Merlo, donde la consigna unificada de una solución inmediata se hacía oír por todas las voces que ya no permanecían calladas por ningún gobernante. Acá los que decidían cómo, cuándo y dónde, eran los vecinos y no el municipio.
Cerca de las cinco de la tarde, alrededor de trescientos merlenses cortaron la barrera Los Patitos, esquina de la empresa MP haciendo oír su reclamo; de manera súbita un grupo armado de unas veinte personas comenzaron a amedrentar a los vecinos, los que no se volvieron a sus casas sino que continuaron con sus reclamos, “de acá la patota no nos mueve” se escuchaba entre gritos y protestas. A los veinte minutos de este hecho cae la policía de la provincia de Buenos Aires y comienza a reprimir con gases lacrimógenos, balas de goma y proyectiles. Esta brutalidad tuvo el costo de un herido por la represión, del cual no tenemos noticias, y un detenido que se encuentra en las mismas condiciones.
En simultáneo vecinos realizaban su asamblea en la plaza de la escuela 8 en Merlo Norte, el pedido era el mismo, y la acción ahora sería marchar juntos hacia la Municipalidad de Merlo, para exigir que las autoridades den respuesta a todo lo ocurrido. Comenzando la marcha se sumaron vecinos de Lago del Bosque concentrados en el monumento a La Madre, juntos realizaron la marcha con un corte parcial de una de las manos de la ex ruta 7. Al llegar a la barrera de Solanet en la estación de trenes, una veintena de policías con palos y cascos comenzaron a reprimir a los vecinos, impidiéndoles el paso hacia Merlo Sur para llevar su reclamo a la sede municipal. No pudiendo amedrentarlos cortaron la barrera mientras del otro lado se escuchaban las bocinas de autos que se sumaban a los cantos de “queremos agua y luz”, “necesitamos respuestas”. Gracias a la agitación llegaron medios de difusión nacionales que pusieron un poco de luz entre tanta represión y desesperación.
La única respuesta que se obtuvo del municipio fueron los golpes y el amedrentamiento de las conocidas patotas que azotan a los vecinos que se autoconvocan ante una necesidad. No dejemos que nos silencien, y continuemos con los reclamos justos de una solución inminente concentrándonos mañana las tres de la tarde en la Plaza de la Estación de Merlo (lado sur), para exigirle al gobierno municipal que se haga presente en los barrios con una solución legítima.
Esta lucha ya ha tomado carácter nacional gracias a la consistencia de los merlenses, que no dejaron que se les tape la boca nunca más.
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