lunes, 30 de abril de 2012

Gran Barón del Conurbano (Perfil)


Biografía no autorizada de Raúl Othacehé publicada en Perfil el día 29 de abril de 2012.


Enlace: http://www.perfil.com/ediciones/2012/4/edicion_672/contenidos/noticia_0057.html

BIOGRAFIA NO AUTORIZADA

Dos Alas. Othacehé, con pasado de grupos antisemitas. Mariotto,
la izquierda del PJ bonaerense.
Gran barón del Conurbano

Por A.C. / M.A.
 
29/04/12 - 06:31


Dos alas. Othacehé, con pasado de grupos antisemitas. Mariotto, la izquierda del PJ bonaerense.
Raúl Alfredo Othacehé es conocido como “el Vasco” y hace 21 años que ocupa la intendencia de Merlo. Llegó en 1991 de la mano del anterior intendente, Gustavo Green, que era compañero de militancia de la Renovación Peronista de Antonio Cafiero. Desde ese momento, fue reelecto durante seis períodos consecutivos. Su gestión tuvo una sola interrupción, entre 1999 y 2002, cuando se tomó licencia para ocupar el cargo de ministro de Gobierno del entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires, Carlos Ruckauf.

Con más del 48 por ciento de los votos, “el Vasco” ganó las últimas elecciones, ya como candidato del Frente para la Victoria, al que se sumó en 2004. Ex empleados municipales relataron que su forma de ser fue cambiando con el paso de los años. “Al principio, era un tipo con el que te podías sentar a tomar un café y visitaba los barrios; después, se empezó a alejar de la gente y a maltratar a los militantes”, ejemplifica Gustavo Menéndez, quien trabajó con él durante los primeros años de su mandato como director de Tierras y Viviendas y, ahora, lidera el partido opositor Grande Merlo.

El Vasco gobierna rodeado de su familia. Su mujer Mónica Susana Arnaldi,  con quien está casado desde hace 37 años, fue diputada nacional y hoy es concejala en Merlo y preside el Consejo Municipal de la Mujer. Su cuñada, Adriana Vera, es la presidenta del Concejo Deliberante. Arnaldi y Othacehé tuvieron cuatro hijos varones, dos de los cuales se dedican a la política local. El más grande, Martín Alfredo, es abogado y concejal, aunque de perfil bajo. Es, además, el secretario académico de la nueva Universidad Nacional del Oeste (UNO). Le siguen Hernán Patricio y Guillermo Raúl, quienes no se abocaron a la vida política, a diferencia de su hermano menor, Pablo Ignacio, quien es el secretario de la Juventud local.

Un pasado negro. Othacehé nació en la ciudad de Buenos Aires, pero su infancia transcurrió en San Antonio de Padua, una de las localidades con mejor nivel adquisitivo de Merlo. En su página web oficial se plantea que la educación recibida de los “padres bayoneses” le transmitió una fuerte fe religiosa y firmes valores. Además de autodenominarse “peronista desde la cuna”.

Según la periodista María O’Donnell, Othacehé fue miembro de Cadena, una agrupación de extrema derecha antisemita, y la rama local del Movimiento Nacionalista Tacuara, otra organización de las mismas características, en la que también participaba Rodolfo Galimberti, amigo íntimo de Othacehé, que conoció en el Club Atlético San Antonio de Padua, donde jugaban al rugby. En 1973, se recibió de abogado y abrió un estudio jurídico en dicha localidad, que aún hoy se encuentra en actividad. Su especialidad en derecho penal y su posterior designación como juez penal en el Departamento Judicial de Morón, puesto que no aceptó para continuar con su actividad en el Partido Justicialista, le permitieron cosechar amistades en ese ámbito.

“No es casual que todas las causas caigan en la fiscalías 5 y 6 de Morón, que son un agujero negro de la Justicia donde él posee amistades”, plantea Victoria Donda. Si bien no existe información oficial sobre su patrimonio, dado que no hay acceso a su declaración jurada, diversos vecinos y conocidos consultados repiten lo mismo: que su enriquecimiento fue abismal y que, aunque afirme vivir en la misma casa desde 1978, también utiliza la quinta La Colonial, un predio con una lujosa casona perteneciente al municipio, para uso personal.

Con Othacehé, hace 21 años comenzó una etapa en Merlo. Durante dos décadas, ocho presidentes se sentaron en el sillón de Rivadavia. Pero “el Vasco” sigue cómodo en su lugar.

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